martes, 27 de noviembre de 2007

Abrumada



El cansancio me devora las entrañas y la cabeza se me comprime como si un luchador de Sumo la apretujara entre sus puños. Me pesan los ojos (la córnea, la pupila, el iris, todo), la profundidad de mis ojeras avanza a cada segundo, y cuando cierro los párpados se me pegan las pestañas de abajo con las de arriba.

No tuve tiempo ni para ir al baño, ni para hacerme un té. Respondí millones de emails en todos los idiomas que conozco, y usé el teléfono de mi escritorio como nunca (recibí más llamadas hoy que en todos estos cinco meses). La pantalla de mi computadora está fraccionada en múltiples ventanas y me duelen los músculos de la mano derecha de tanto hacer click con el mouse, como si fuese un robot.

El pakistaní de la limpieza está pasando la aspiradora y en la agencia no hay casi nadie. En mi piso solo quedo yo, juntando coraje para emprender la vuelta a casa. Pero lo que más me desalienta en este momento es la realidad: después de una semana de verdadero trabajo, comienzo a darme cuenta que me contrataron para un puesto de mierda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El índice de satisfacción laboral en Francia es de un 64% frente a un 55% en España (uno de los mas bajos de la UE). En Argentina es un 55,7%. Es decir que aprox. uno de cada tres franceses y uno de cada dos españoles y argentinos están descontentos con su trabajo. Aquí decimos que mal de muchos consuelo de tontos. ¡Al final echarás de menos estos meses en los que no hacías nada! De todos modos no te quedes en la oficina, casi nadie lo hace, ¡descubre ya el tele-trabajo!; Dicen que incrementa considerablemente la satisfacción laboral...

Agusita dijo...

si, el tele-trabajo lo estoy descubriendo con YIYI!!!
:)

Anónimo dijo...

JAJAJAJA!!!!!!! sé que me acabarás odiando.
;)