miércoles, 19 de diciembre de 2007

Quién? Yo?



Te despertás con un dolor de cráneo que te parte. Ves que la luz está prendida y que estás acostada en tu cama medio vestida. Una lata de Coca reposa sobre la mesita, al lado del despertador. Tardás un par de minutos en acordarte de la noche anterior : fuiste a la fiesta de fin de año de l’agence y terminaste completamente dada vuelta. Sabés que consumiste cuatro vodka-pomme, dos vasos de vino tinto, y tres copas de champagne. Sorprendentemente para el recuento de ingesta de alcohol la memoria no te falla. Volviste caminando sola (cierto, tu marido está de viaje) en algúna momento de la madrugada, haciendo zig-zag por la rue de Rennes. Te bombardea un flashback auditivo del contestador de tu móvil -que escuchaste en el trayecto de vuelta- de tu madre diciendo algo sobre una “plastic bag”. Y tenés la sensación de haber mandado un mensajito de texto en inglés acerca de tomar algo hoy, pero ni idea del destinatario.

Te levantás, sorteás los obstáculos hasta el baño (el camino está plagado de ropa, zapatos y objetos varios) y te metés en la ducha. Tu pelo apesta a cigarrillo (fumaste?) y aunque te frotás todo el cuerpo con un gel energizante con aroma a papaya, no recuperás fuerzas ni para cerrar la canilla. Te vestís, no te maquillás, te tomás un antiácido-analgésico-anticefaleico argentino que compraste en tu último viaje por dos pesos, y metés una botella de agua mineral en la cartera. Los síntomas de la deshidratación comienzan a resonar en tu organismo.

En la oficina te zumban los oídos y mientras validás 90 páginas de un catálogo en alemán, sentís el peso de la resaca en la cabeza (en la frente cuando mirás para abajo, en la nuca cuando leés sobre la pantalla). Hacés una pausa para ver tus emails personales y con asombro descubrís un mensaje enviado por vos misma a las tres de la mañana. Lo abrís y te encontrás -bajo el título de “Soirée”- una serie de frases incoherentes en tres idiomas diferentes, debajo de un párrafo que comienza con “Entro al boliche de la rue de la Princesse...”.

Tu alma de bloguera no te abandonó ni cuando estabas totalmente embriagada y no pudiste ir a la cama sin registrar tus impresiones de la fiesta.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Deberían prohibir las fiestas de empresa ente semana…

Agusita dijo...

TOTALMENTE de acuerdo. La mitad de la agencia esta dormida, la otra mitad todavia borracha!