miércoles, 26 de diciembre de 2007

Un topo sudaca okupa mucho espacio

Father Christmas decidió premiarme por adelantado, enviándome su paquete el sábado a medianoche. Llegó en forma de joven-argentino-hermano-de-amiga-de-prima, con mochila al hombro y muchas ganas de okupar mi casa por cinco días.

No es que fuera una sorpresa caída del cielo. En realidad, mi prima me había mandado un mail garronero (que describía al invasor como alguien «MUY CALLADO ASIQ NO TE VA A HACER QUILOMBO») una semana antes. Pero como que yo me había imaginado que la usurpación navideña no se iba a concretar. Es más, como respuesta a su pedido le había adjuntado un link de un albergue de estudiantes en Le Marais. Onda indirecta muy directa. Pero se ve que no lo interpretó como tal.

Cuestión que este desconocido tomó el salón de nuestro très petit appart a cambio de una caja de chocolatines Lindt que ya había sido abierta -y un poco consumida- en el momento de la entrega. El domingo por la noche compartimos lentejas recalentadas y pude establecer algo parecido a una conversación con este muchacho con cara de asesino serial.

Efectivamente Paquito (tal y como decidió apodarlo mi marido) es callado –demasiado para mi gusto-, tímido y miope. De esto último me di cuenta el lunes cuando le dije que le había dejado otra manta para taparse (que en eso preciso instante se encontraba a cinco centímetros de él) y me preguntó dónde estaba, mientras tanteaba con la mano como un ciego. Confirmé mi sospecha a la manaña siguiente, cuando lo vi salir con sus lentes de contacto en la mano y chocarse con la pared mientras buscaba el ascensor.

El martes, muy pancho por su casa, Paquito nos dice que todavía no tiene pasaje para irse a Barcelona el miércoles, pero que nos avisa a la noche hasta cuándo se queda, cuando vuelva de tomar el té en lo de una tía lejana. Tía lejana?! Paquito tiene familia en París y está squatteando en mi sillón-cama, privándome de la poca intimidad que mi marido y yo podemos disfrutar en nuestras vacaciones navideñas? Ah, no! Esto se paga! Aunque afuera haga menos de dos grados!

Cuando volvió Paquito le informamos que nos ibamos de vacaciones muy temprano el jueves por la manaña, así que –que lo sentíamos mucho- pero que tendría que dejar nuestra casa en algún momento del miércoles. El pibe no chistó, pero puso cara tristona y se fue a acostar en silencio. Una vez encerrados en nuestra habitación, J y yo le hicimos una performance de despedida muy porno que Paquito no pudo ver, pero que seguramente habrá podido escuchar...

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