
Me llama Jack -el americano de la imprenta de Montpellier- y me dice –en un francés muy yankee- que necesita que le fowardee un email de la cliente portuguesa con la dirección a dónde hay que mandar las tarjetas de navidad que pidió. Le explico –en mi francés muy hispánico- que lo haría con mucho gusto, si no fuese por el pequeño inconveniente del día: el sistema de envío y recepción de emails no funciona. Le sugiero una triquiñuela retro para resolver el problema: imprimo el mail y se lo mando por fax.
A la media hora me llama de vuelta para decirme que no recibió nada. Le digo que se fije bien, que tengo el acuse de recepción en la mano, pero insiste en que no. Y me propone que le dicte la address en cuestión.
Junto coraje y empiezo a dictarle en francés la info en portugués. Imposible, no caza nada. Se la leo en portugués (con una pronunciación argento-brasileña que rescato de mis vacaciones adolescentes en Florianópolis), pero tampoco. Así que empiezo a deletrear en francés. Me estresa muchísimo deletrear en francés. “Epéler”, como dicen acá. Y más si lo hago en un open-space a los oídos de todos los que conviven conmigo en el segundo piso.
Erg-i-te-a-bla-bla-bla-dubl-el...y llego a una “ç”. Merde! Le hago señas a mi jefa y le dibujo el símbolo en el aire, me ayuda “ce-cédille”, y continuo. Él sabrá lo que es una cedilla? Sigo. Erg-poan-espas, no, “espacio” no, la palabra “espace” pero en inglés, como “espeis”, le aclaro, “s-p-a-c-e”. Uf! Levanto la mirada y la veo a mi jefa y a mi compa inglés mirándome y riéndose. Sigo. Empiezan los números y después otra vez letras. Cada vez que hay una “g” o una “jota” se me estremece la aorta ya que se pronuncian inversamente en inglés y en francés (la “g” es “shi” en inglés, y en francés es “she”, y la jota es “shei” en inglés y “shi” en francés). La escucho a Berengère que me grita si necesito ayuda, y el resto festeja con carcajadas. Le sugiero a Jack que ahora él lea todo para confirmar, pero que mejor en inglés. Empieza y me mezcla palabras pronunciadas en inglés y otras en francés. Lo voy corrigiendo, mitad en inglés, mitad en francés, mientras me doy cuenta que esto es muy arriesgado y que las tarjetas nunca van a llegar a destino. Me pide que relea todo, y cuando lo hago ya esta todo el mundo en la oficina descostillándose de risa.
Y justo en ese preciso instante empieza a sonar una sirena.
El primer miércoles del mes, a las 12 en punto, se activa el réseau national d'alerte (RNA), con sirenas que se escuchan por toda Francia durante un minuto, una costumbre heredada de la Segunda Guerra Mundial. Esto se hace para testear que la alarma funciona por si realmente hubiera una emergencia (catástrofe natural, ataque terrorista, etc), en cuyo caso la secuencia sonora se emitiría tres veces con intervalos de 5 segundos y uno debería entonces encontrar refugio y poner la radio en cualquiera de las cadenas públicas para informarse y seguir las instrucciones.
Yo toda esta data la tengo super digerida desde hace bastante tiempo. Yo sé lo que esa sirena significa. Pero en ese momento pensé que era la alarma detectora de imbéciles. O de humillaciones públicas.
El primer miércoles del mes, a las 12 en punto, se activa el réseau national d'alerte (RNA), con sirenas que se escuchan por toda Francia durante un minuto, una costumbre heredada de la Segunda Guerra Mundial. Esto se hace para testear que la alarma funciona por si realmente hubiera una emergencia (catástrofe natural, ataque terrorista, etc), en cuyo caso la secuencia sonora se emitiría tres veces con intervalos de 5 segundos y uno debería entonces encontrar refugio y poner la radio en cualquiera de las cadenas públicas para informarse y seguir las instrucciones.
Yo toda esta data la tengo super digerida desde hace bastante tiempo. Yo sé lo que esa sirena significa. Pero en ese momento pensé que era la alarma detectora de imbéciles. O de humillaciones públicas.
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