Que venía la alemana, decían, para reemplazar a Stef. Que no, que va a incorporarse una semana más tarde de lo previsto. Que sí, que ya llega. Y yo esperaba el día de ayer con gran ansiedad y temor.
Por un lado porque ya estaba harta de hacerme cargo de todos los proyectos de Alemania y de Austria sin entender ni una jota de lo que leía. Me estresaba. Por otro lado, me angustiaba la idea de tener otro alemán en el equipo (son tan alemanes los alemanes !). Y por otra parte (por que no confesarlo, gran parte de mi inquietud se debía verdaderamente a este último punto) tenía un nudo en el estómago y cierta congoja por el riesgo de que nos caiga una Schiffer despampanante para destrozarnos el ego a diario.
Ayer por fin llegó ella, más temprano que todo el resto por supuesto. Se llama Bárbara y tiene mejor francés que yo. Y por suerte es lo único que puedo envidiarle.
Thank God, no worries at all.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario