miércoles, 5 de septiembre de 2007

That '70s long coat



Salgo del ascensor y me lo encuentro a Francis. Gritos de alegría mutuos, abrazo y dos besos. Que cómo estoy. Que pasó sus cuatro semanas de vacaciones en la montaña. Que estuvo buenísimo. Que descansó mucho. Y que ahora vuelta al trabajo. Y con una gran sonrisa.

Me dice que pensó en mí hoy tempranito y que lo espere un minuto que tiene algo para darme. Entra a su oficina (sí, mi portero además de un mes de vacaciones tiene oficina), y sale con el periódico Metro en la mano. Abierto en la page 14. Página doble dedicada a mi país : « Art de vivre argentin à Buenos Aires ». Foto de una pareja bailando el tango, otra de Caminito, y por fin una del Diego.

« Es para vos » , me dice, « te lo podés quedar ».

Por qué motivo necesitaría yo, realmente, un artículo con la dirección del Milion (la cual conozco de memoria), la data sobre el Café Tortoni (al cual fui una sola vez en mi vida), o el teléfono de la confiteria Nucha (donde mi madre es cliente VIP)? No encuentro ni una razón. Pero Francis pensó que era un regalo digno, así que sonrío y agradezco.

Por fin, cuando casi casi lograba escaparme para rajar al laburo, me dice que estoy « ravissante » (algo así como que estoy espléndida) y señalando mi tapado (en teoría es verano pero esta mañana hacía un frío de cagarse) me dice que « c’est chic ».

Por un momento estuve tentada de contarle la historia.

Que hace muchos años yo tenía un novio bastante hijo de puta, que a su vez tenía una madre mucho más hija de puta, quien me hacía la vida imposible. Era muy poco femenina y todo lo contrario de ravissante (a decir verdad, sin vueltas, era fea-fea). Se pasaba todo el día en pantuflas -ya que no trabajaba-, fumando y mirando la tele. Y nunca me quiso como nuera. Su mayor pánico, siendo mi ex de religión judía, era que yo le diera un nieto goy. Y guerreó a muerte para que esto no sucediera.

Se podría decir que ganó. Porque –afortunadamente- mi relación con el susodicho no prosperó.

Pero yo supe hacerme con un souvenir : le robé un sobretodo de cuero verde, auténticamente setentoso, que era lo único decente que dicha señora poseía.

Mmmm, no. La palabra « señora » le queda grande. Me corrijo : que la madre de mi ex poseía.

Vuelvo a la realidad. Francis me mira. No tengo ni tiempo para el cuentito ni ganas para traducirlo. Le envío la historieta telepáticamente.

Francis se rie. Casualidad ? O le causó gracia la anécdota ?

« Allez, Francis…Me voy. Bonne journée ».

Me abrocho el sobretodo y encaro mi día feliz…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Uhmmm! Creo que conozco al ex del que hablas. También a su madre y no es tan fea ¿no?

Agusita dijo...

Mestasjodiendo? Te creia con buen sentido de la estetica!

Anónimo dijo...

yo no conozco al escracho pero el saco está genial. así hay q hacer, capitalizar todas las cosas negativas q nos pasan...