jueves, 23 de agosto de 2007

What a shameful situation!



L es un joven inglés de 23 años que trabaja conmigo. En Francia, éste es su primer « real job », como dice él. En su laburo anterior, L sudaba la gota gorda vestido de blanco en el patio de entrada del Château de Versailles, controlando los tickets de cientos de turistas. Es perfectamente bilingüe y cuando habla en su lengua materna me derrite. Me pone auditivamente. Porque visualmente está muuuuuuuuuuuuy lejos de atraerme. Es macizo y ancho, un muchacho corpulento. Come como un caballo, lo cual me da mucha pena porque mientras que yo me gasto un ticket restaurant en cada almuerzo, él tiene que pagar con dos. Pas juste la vie ! Está demasiado encorbado, es rubio-natural-teñido-de-rubio (se decolora el pelo con reflejos, how disgusting is that ?) y tiene cara de…inglés!

El primer día que empecé a trabajar en la agencia, L no estaba. El segundo, vino una hora. El tercero, volvió a faltar. Cuando por fin se reintegró, me confesó que había sufrido un coma etílico y había estado internado en el hospital. Esa fue su carta de presentación.

La verdad es que es divino, muy cool y funny (funny ha-ha, not funny peculiar).

De vez en cuando me adula mi nivel de inglés y yo me pongo colorada. Pero nunca nunca nunca me miró con onda. No es que yo esté buscando algo, pero realmente es muy desmotivante trabajar en un lugar en donde nadie te observa con deseo. Nadie. Ni uno. La mayoría son mujeres, y en mi campo visual solo tengo a Stef, gay renegado, y a L. Y aunque jamás de los jamases le daría (aunque dicen las malas lenguas que soy bagrera, I’m already taken for life), me afecta terriblemente al ego el hecho de que él me haya sacado del grupo de las colleagues dignas de contemplar. Qué digo ?! No es que me haya sacado…es que nunca estuve en ese grupo. Never. Jamais. Out of the market. Será el efecto alianza ? No, no creo. Tengo la sensación de que ni siquiera soy una « se mira pero no se toca ». Para él debo ser la vieja sudaca que esta ahí sentada, pelotudeando todo el día. Esa de ahí. Y si, como me temo, desde su escritorio llega a ver por abajo del mio, y ve los rollitos que se me hacen cuando me siento, seguro seguro que mentalmente me pone la etiqueta « that fleshy lady over there ».

Hace un par de días, that fleshy lady over there (o sea yo misma) estaba traduciendo un texto del español al inglés. Era para una amiga mía, diseñadora de moda. El tema era el amor. Asi que cuando me empezaron a surgir dudas, comencé a bombardear al pobre L con preguntas.

Que cómo se dice esto, y como dirías aquello. « Butterflies in the stomach » está bien ? Ah, no? Mira vos! “Your tummy flutters”? Qué simpática la expression!

Al terminar el día, imprimí mi final draft y lo llevé al escritorio de L.
Have you got five minutes ?
Me podrías corregir esto, please.
«Más que nada, quiero saber si suena a real English», le dije, apoyándome con las manos sobre su mesa y sacando culo. Ese día me sentía un poquito diva, con jeans apretados, botas altas, y un escote generoso. A ver si podés continuar TAN indiferente a una mujer como yo...
« Acá qué te parece que ponga ? “I’m burning like a fire” ? O te parece demasiado horny? ».
L me miraba de reojo, sin animarse mucho a apuntarme la vista directamente. Cuando por fin lo hizo, estaba completamente sonrojado.

Mission accomplished, pensé. Aha, guacho! Estás excitado! Aunque estemos separados por años luz con respecto a la edad, todavía puedo generarte cosas, viste ?

Me di media vuelta y me fui caminado con la frente muy alta, cual top model triunfante por la pasarela, con dirección al baño. Llegué, me miré al espejo –dispuesta a autofelicitarme- y descubrí que tenía la bragueta baja. Completamente baja. Y sí, se veía todo. To-do.