Ah, les vacances! Ah, les vacances en los Alpes con la familia política! Hace años que lo hago y me doy cuenta que hay muchas cosas a las que me adapté y otras a las que no tanto. Ya no me choca demasiado estar rodeada de gente hiperactiva. Que mi suegro construya, desconstruya y reconstruya la casa ya me parece normal. Tan normal como que mi marido se pase el día cavando pozos para arrancar las malas hierbas del jardín o que su hermana corte el pasto o pinte paredes durante horas. En la casa de la montaña hay cosas que no cambian nunca; pero de vez en cuando también surgen novedades…
Como siempre:
- el tema de conversación predilecto: ya sea durante el desayuno, el almuerzo o el aperitivo, el tema de charla obligado es el jardín y si te parece que tiremos abajo aquel viejo tilo, o si creo que el manzano dio suficientes frutas esta temporada, o si no es mejor cortar las ramas del pino aquel que nos tapa la vista panorámica. Cualquiera sea la conclusión, la picture de mi suegro en cueros talando árboles se reitera cada verano.
- recogida de frambuesas en el bosque, J tarareando como si fuese el momento más feliz de su vida, y yo corriendo y gritando “me atacan” mientras me persigue una manada de moscas, abejorros y bestias varias.
- the home-made moment: frascos que hierven y aparatos indescriptibles para hacer mermelada casera (de frambuesa, obviamente).
- el tire y afloje entre mi suegra y yo para ir a hacer una caminata. Momentos de tensión. Esta vez la ganadora fue ella. Y sí, tuve que caminar por la montaña para hacer un picnic en auténtico contacto con la naturaleza. Una excursión en honor a los Von Trapp: do, a deer, a female deer, ray, a drop of golden sun...
- la visita al marché autóctono del pueblo más cercano: pintó sombrero azul (prometo foto).
- siempre, siempre, siempre hay un momento en el cual me pongo a llorar, puteo en todos los idiomas y grito ‘qu’est-ce que je fais ici?!’ (= ‘qué carajo hago yo acá?!’). En general son situaciones que yo considero de vida o muerte. Esta vez fue el camino que J eligió para volver desde la rivera a la casa: escalada de precipicio con suelo de barro. No me maté de casualidad. Y no me divorcié porque Dios es grande (y porque J me pidió perdón).

Quoi de neuf? (Lo nuevo):
- mi suegro compró dos bicicletas de competición y lo enganchó a J para acompañarlo en su locura de turno. A saber, cuando J dice ‘Me voy a dar una vuelta en bici con mi viejo’ significa por lo menos 40 kilómetros de pedaleo en subida y en bajada, levantarse muy temprano a la mañana y vestirse como Borat.
- el ataque colectivo de la familia: frenar el auto en plena ruta y bajarse como salvajes a recoger ciruelas del piso. Ah, y comerlas al instante, of course, sin lavarlas ni nada…toxoplasmosis asegurada!
- Ojo! Agusita empezó a manejar por la región, lo cual implica caminos de cornisa: que no se entere madre.
- por fin, mi suegro empieza a comprender a la petite argentine y en vez de amenazar con comprarme esquíes de fondo o zapatos de trekking, se resignó y tiró: ‘mañana te compro una hamaca paraguaya’.
- la raqueta mata-moscas eléctrica que traje importada desde Argentina: tenis asesino, el deporte estival.
- otro elemento que se impone esta temporada: la laptop de Mac. Pero si bien la tecnología invade nuestras rústicas vacaciones, hay que saber que cuando mi suegro pone una peli, es una que él ya vio, lo cual le da el poder suficiente para ir describiendo escena tras escena. In-so-por-ta-ble. No digan que no les avisé!
Como siempre:
- el tema de conversación predilecto: ya sea durante el desayuno, el almuerzo o el aperitivo, el tema de charla obligado es el jardín y si te parece que tiremos abajo aquel viejo tilo, o si creo que el manzano dio suficientes frutas esta temporada, o si no es mejor cortar las ramas del pino aquel que nos tapa la vista panorámica. Cualquiera sea la conclusión, la picture de mi suegro en cueros talando árboles se reitera cada verano.
- recogida de frambuesas en el bosque, J tarareando como si fuese el momento más feliz de su vida, y yo corriendo y gritando “me atacan” mientras me persigue una manada de moscas, abejorros y bestias varias.
- the home-made moment: frascos que hierven y aparatos indescriptibles para hacer mermelada casera (de frambuesa, obviamente).
- el tire y afloje entre mi suegra y yo para ir a hacer una caminata. Momentos de tensión. Esta vez la ganadora fue ella. Y sí, tuve que caminar por la montaña para hacer un picnic en auténtico contacto con la naturaleza. Una excursión en honor a los Von Trapp: do, a deer, a female deer, ray, a drop of golden sun...
- la visita al marché autóctono del pueblo más cercano: pintó sombrero azul (prometo foto).
- siempre, siempre, siempre hay un momento en el cual me pongo a llorar, puteo en todos los idiomas y grito ‘qu’est-ce que je fais ici?!’ (= ‘qué carajo hago yo acá?!’). En general son situaciones que yo considero de vida o muerte. Esta vez fue el camino que J eligió para volver desde la rivera a la casa: escalada de precipicio con suelo de barro. No me maté de casualidad. Y no me divorcié porque Dios es grande (y porque J me pidió perdón).

Quoi de neuf? (Lo nuevo):
- mi suegro compró dos bicicletas de competición y lo enganchó a J para acompañarlo en su locura de turno. A saber, cuando J dice ‘Me voy a dar una vuelta en bici con mi viejo’ significa por lo menos 40 kilómetros de pedaleo en subida y en bajada, levantarse muy temprano a la mañana y vestirse como Borat.
- el ataque colectivo de la familia: frenar el auto en plena ruta y bajarse como salvajes a recoger ciruelas del piso. Ah, y comerlas al instante, of course, sin lavarlas ni nada…toxoplasmosis asegurada!
- Ojo! Agusita empezó a manejar por la región, lo cual implica caminos de cornisa: que no se entere madre.
- por fin, mi suegro empieza a comprender a la petite argentine y en vez de amenazar con comprarme esquíes de fondo o zapatos de trekking, se resignó y tiró: ‘mañana te compro una hamaca paraguaya’.
- la raqueta mata-moscas eléctrica que traje importada desde Argentina: tenis asesino, el deporte estival.
- otro elemento que se impone esta temporada: la laptop de Mac. Pero si bien la tecnología invade nuestras rústicas vacaciones, hay que saber que cuando mi suegro pone una peli, es una que él ya vio, lo cual le da el poder suficiente para ir describiendo escena tras escena. In-so-por-ta-ble. No digan que no les avisé!
5 comentarios:
te extrañé nena, q bueno q volviste, leo tus vacaciones y para mi son lo más!
¿J tiene un hno soltero?
No. Es unico. Tiene 3 hermanas.
QUIERO UN FRASCO DE ESA MERMELADA...
TRAE A BUENOS AIRES LA PROXIMA
BESOS EMILY
lástima... me anotaba con alguno si hubiera tenido.
btw, anotame a mi también con un frasco de la mermelada
¡Horror!, Yo hago lo mismo que el padre de J con las pelis ...
Apuntame tambien a lo de la mermelada.
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