Ya en la recta final del trayecto en bici que hago desde el metro a l’agence, hay un túnel peatonal que atraviesa por abajo una avenida. Es el típico túnel desierto de Central Park que ves en las películas americanas, en el que te encontrás un cadáver con catorce puñaladas en el pecho o una víctima de violación con la cara desfigurada con ácido muriático. La única diferencia, diría yo, es que los graffitis de los muros del mío están en francés.
Todas las manañas encaro este pasadizo subterráneo con taquicardia, como si fuese Hércules afrontando una de sus doce pruebas. Pedaleo a toda velocidad, disfrutando de mi momento adrenalínico diario, y a veces grito “Gerónimo”.
Algunos se dan con heroína. Mi droga matutina es el túnel.
Vital, diría yo.
2 comentarios:
ajaja pago por verte pedaleando a toda velocidad y gritando! jaaj sos un show!
like bro, like sis
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