Ya está decidido. Y confirmado. No hay vuelta atrás. Después de que la agencia online anuló la opción pack-Venecia-2-noches-en-tren–2-noches-en-hotel-de-medio-pelo por falta de plazas disponibles, tu marido (y vos?) decidió que el fin de año lo iban a pasar en la montaña. Esquiando.
Te da un poco de frío y otro tanto de fiaca, pero te decís que como plan last resource no está nada mal. Te vas a una casa en el medio de los Alpes, en plan romántico (con un auténtico love-giver francés), a esquiar y comer crêpes de Nutella…Millones pagarían por estar en tu lugar !
Antes de salir (seis horas de auto te esperan para el viaje), él se encarga de preparar todas las maletas mientras vos vas al laburo por última vez en 2007. Cuando llegás a tu casa, él te confiesa que metió toda su ropa de ski en la valija nueva, junto con una botella de vino tinto que explotó, manchando absolutamente todo. El aspecto de tu casita es caótico, pero él se ocupó de resolver la tragedia como pudo, y además es tan hacendoso que no podés retarlo y le das un beso para reconfortar su malhumor.
Desde el primer día en la montaña te quemás la cabeza en silencio, pensando que lo del tinto fue quizás un presagio de algo terrible que ocurrirá durante el weekend. Cuanto más desmenuzás el asunto, más segura estás de que vas a terminar estrolada contra algo o alguien en la pista de esquí, y que probablemente te quedes paralítica para toda la vida.
Pero no. La gran parte de moretones que tenés en tu cuerpo se deben –más que nada- a una caída tonta que tuviste en el jardín, cuando resbalaste sobre una placa de hielo. Milky Girl. Los días pasan. Festejás el 31 a la noche con tu adorado husband comiendo raclette y bebiendo champagne, y cuando emprenden la vuelta a París te decís que quizás lo de la botella de vino fue -en realidad- una suerte de despedida de un año de mierda, y que seguramente este 2008 va a ser mejor. Además, esta vez sí que empezaste el año con una bombacha rosa para la suerte!
Llegás a tu très petit appart parisino aliviada. Lograste pasar con éxito y alegría la nieve, sin accidentes mayores. Eso es! Una actitud optimista para encarar los doce meses que vienen.
Entrás a la cocina y ves que el piso está inundado. Aunque hayas cortado el agua antes de salir, de alguna manera más que misteriosa, el lavarropas expulsó todo el líquido que guardaba en sus entrañas (fácil seis litros), mojando todo el suelo, hasta llegar al parquet que comienza a ponerse negro por la humedad.
Bienvenida!
miércoles, 2 de enero de 2008
Ilusa
Publié par
Agusita
à l'adresse
2:44 a. m.
Libellés : Life's a bitch and then you die
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3 comentarios:
Obvio, pues como finalmente no fuisteis a Venecia, el Gran Canal visitó tu cocina …
jaja
AHI estuviste rapidito!
y tu grieta como anda? no vaya a ser que los temblores peruanos visiten tu salon (otra vez!)
¡La grieta ni nombrarla! Pero de inundaciones ya se un rato (una se me vació el termo de agua caliente y cale a la de abajo y otra una tormenta de verano que se atrancó el canalón y me tiro toda el agua dentro de mi habitación) y para colmo tengo una gotera de la que me libro porque en España ya no llueve pero cruzo los dedos cuando caen mas de dos gotas. No se si yo también soy Milky pero es para echarse a llorar.
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