Los conté.
Tenemos 16 quesos en la heladera. Dieciseis, entendés?
1 Camembert
1 Fromage de Chèvre Cendré
1 Fromage de Sassenage
1 Fromage de Chèvre « durito »
2 Comté
1 Roquefort
1 Reblochon
2 Saint Maure
1 Tomme de Savoie
1 Crottin Chèvre aux Noix
1 Chèvre de Trièves
3 Tomme de Chèvre
Mientras hacía el inventario, mi marido amagó con explicarme la diferencia entre los fromage au lait cru ou cuit, pero por suerte un bocado de Reblochon lo hundió en un transe casi orgásmico que lo alejó de nuestro universo el tiempo suficiente como para olvidarse de lo que estaba diciendo. Para cuando retornó a la realidad tan sólo atinó a exclamar “Il est bon!” antes de engullir otro trocito.
Mi relación con los quesos es un poco complicada. Nos llevamos tremendamente bien en cuanto al consumo se refiere, pero soy pésima a la hora de cortarlos. Los destrozo. Los “asesino”, como diría J. La cosa es que en Francia, antes del postre, siempre viene el plato de quesos, con cuanta variedad uno pueda pagarse. Pero sólo se puede hacer uso del cuchillo para servirse, y el tenedor está terminantemente prohibido (las pocas veces que usé la fourchette, J me lanzó miradas de divorcio).
Pero mi más grande problema con este producto lácteo es su tufo que intoxica nuestra nevera constantemente. Porque encima, para mi marido, al queso hay que guardarlo en un plato, cubierto por una bolsa de plástico de supermercado. No vale meterlos en un tupper ni en una boîte à fromage como la que supo regalarnos Madre. No: eso no se hace. Entonces yo tengo que lidiar a diario con el hedor de nuestros dieciseis quesos que contamina el resto de nuestros alimentos y te knockea cada vez que abrís la puerta del frigo. Porque el temita es que –además- a la bolsita con la cual tapamos nuestros quesos siempre se le hace un pliegue que a su vez forma un hueco que deja escapar el olor. Y ni te cuento cuando a algún queso le sale moho, acentuando con su putrefacción –a parte del deseo de J por ingerirlos- la podrida intensidad aromática que invade mi cocina.
Alguna vez De Gaulle se quejó de la dificultad de gobernar un país que produce más de 365 variedades de queso. Y yo lo comprendo perfectamente porque la verdad es que controlar una heladera con dieciseis es absolutamente imposible.
2 comentarios:
jajaja muy divertida esta entrada! 16 quesos!! no puedo creerlo!! brindo x eso!
you're back! thank god! tengo comments!
si, lo peor es que para mi (cuando no tomo distancia y escribo sobre estas cosas) es casi normal!
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