A principios de septiembre, Silvita empezó a faltar. Silvita es diseñadora gráfica y trabaja en nuestro equipo. Pasó una semana, y de Silvita, nada. Dos semanas, y ni noticias.
Transcurrieron algunos días más y cuando llegó octubre, me pareció que ya era hora de tomar el toro por las astas y descender al studio para inquirir acerca de la situación.
« Tiene anemia. Se cansa mucho y debe hacer reposo ».
Ni bien tuve dicha información, mi cerebro se encargó automáticamente de catalogar a Silvita en la casilla de los chantas. « La gente no tiene cara !», pensé, « Se toma unos días de relax y le hace firmar a un médico amigo cualquier blef con tal de justificar las faltas ! ».
El lunes Silvita se reintegró al trabajo. La vi paseándose por toda la agencia con cara de huérfana y una toallita doblada entre las manos, la cual se pasaba por los labios con intervalos de aproximadamente 30 segundos.
El martes me la encontré en la parada del autobús, con la misma cara y la misma toalla. Cuando subimos al 93, la saludé, me senté a su lado y le pregunté si le pasaba algo. Me confesó que estaba embarazada –apenas pasadito el primer trimestre- y que sufría muchísimo las náuseas. Que no había podido dormir en toda la noche a causa de los vómitos.
ESO me dijo Silvita, sentada a mi lado, con la toalla a la altura de la boca.
Transcurrieron algunos días más y cuando llegó octubre, me pareció que ya era hora de tomar el toro por las astas y descender al studio para inquirir acerca de la situación.
« Tiene anemia. Se cansa mucho y debe hacer reposo ».
Ni bien tuve dicha información, mi cerebro se encargó automáticamente de catalogar a Silvita en la casilla de los chantas. « La gente no tiene cara !», pensé, « Se toma unos días de relax y le hace firmar a un médico amigo cualquier blef con tal de justificar las faltas ! ».
El lunes Silvita se reintegró al trabajo. La vi paseándose por toda la agencia con cara de huérfana y una toallita doblada entre las manos, la cual se pasaba por los labios con intervalos de aproximadamente 30 segundos.
El martes me la encontré en la parada del autobús, con la misma cara y la misma toalla. Cuando subimos al 93, la saludé, me senté a su lado y le pregunté si le pasaba algo. Me confesó que estaba embarazada –apenas pasadito el primer trimestre- y que sufría muchísimo las náuseas. Que no había podido dormir en toda la noche a causa de los vómitos.
ESO me dijo Silvita, sentada a mi lado, con la toalla a la altura de la boca.
2 comentarios:
Algunas mujeres embarazadas salivan mucho (no me preguntes por que) y tienen que andar secandose la baba. Eso explicaria lo de la toallita, pero por que mentir en el trabajo?
ah, es ESO!!? hoy me la encontré de vuelta en el bondi, pero -gracia'a Dio'- la toallita la tenia en la cartera.
Sin embargo, eructaba cada dos por tres (y me pedia perdon). Como que "repetia".
Y me dijo que ya "blanqueo" en el laburo.
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