miércoles, 31 de octubre de 2007

No seas tan cruel




-Rociarme con kerosene y prenderme fuego a lo bonzo.
-Sacarme las uñas de los dedos de las manos y de los pies -una por una- con una pinza de taller mecánico y sin anestesia.
-Inscribirme en un curso de teatro de tragedia griega, interpretar Edipo y arrancarme los ojos con mis propias manos.
-Encerrarme con Anibal Lecter en su celda para que me devore lentamente.
-Encontrar una eficiente fórmula química para autodespellejarme viva.

Todas estas descabelladas ideas se me vienen a la cabeza mientras veo en You Tube los conciertos de Soda Stereo. Me desgarro en vida. Esto es peor que recibir migajas cual pordiosero. Verlos ahí, a los tres, en videitos de corta duración y con calidad de filmación de teléfono móvil...es una guachada. Preferiría ser víctima de las más terribles torturas.

Y al mismo tiempo no lo puedo evitar. Es un batido de emociones. Casi me largo a llorar con los acordes míticos de “Juego de Seducción”. Casi me desvanezco cuando Cerati empezó a cantar “Tratame Suavemente”. Casi llego de verlo a Zeta con ese nuevo look tocando el bajo por fin sobre un escenario de merecida envergadura.

Debo estar pagando alguna cagada grosa que me mandé en mi pasado. Seguro. Es más: sospecho que ésta es la factura tardía por haberme escapado durante el bautismo de mi prima Josefina –bajo estricta prohibición de mi madre- para ir al legendario recital de Soda en la avenida 9 de Julio cuando tenía 16 años.

Y ahora me toca consolarme con que se me ponga la piel de gallina durante horas de imágenes robadas online. Imágenes de mierda.

La VIDA MISMA por estar ahí.

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