Hubo una época en la cual yo trabajaba como English Teacher en la Mairie de Paris. Fue hace dos años. Todos los lunes a las cinco de la tarde salía rumbo a l’école publique donde se llevaba a cabo la lesson. El trayecto era larguísimo: línea 6 hasta Trocadéro, combinación con la 9 hasta République, y finalmente allí la línea 3 hasta la estación Parmentier.
El primer día que llegué, me contaron que la profesora del nivel 1, Madame Legendre, era ciega. Me dijeron también que vendría un poco antes que el resto, y que todos deberíamos estar atentos por si necesitaba ayuda.
Una profesora ciega ? Cómo hará ? Tendrá buena pronunciación por lo menos, no ? Y cómo hará para escribir en el pizarrón ? Cómo sabe si los alumnos se copian ? Qué bien Francia, cómo integra a los ciegos en la sociedad y en el mercado laboral ! Bravo ! Liberté-Egalité-Fraternité!
Todas estas reflexiones me venían a la cabeza cada vez que la veía con su bastón blanco tac-tac-tac, subiendo, tac-tac-tac, bajando, tac-tac-tac, saliendo. La mujer, de unos treinta y largos, no llevaba anteojos negros: iba mirando hacia arriba, la mayoría del tiempo con los ojos en blanco.
De esto último me di cuenta un buen día, cuando en la estación donde hacía la combinación del subte, la descubrí, ahí, sentada con su bastón y su mochila gigante, esperando para ir a dar clases. Me acerqué y le di los buenos días en francés, le dije mi nombre y le conté que yo también era profesora de Inglés en la escuela de Parmentier a donde ahora nos dirigíamos.
« No sé de qué me habla. Yo no soy profesora de Inglés y no voy a Parmentier », me contestó.
Me dejó estupefacta. Me había equivocado de ciega entonces ? Qué raro ! Si la que yo conocía también tenía esa mochila azul, cuadrada, fea y desbordante. El subte llegó y nos subimos las dos al mismo vagón, una muy cerca de la otra pues a esa hora el metro explotaba de gente. La mochila estaba entreabierta, y pude ver el libro de inglés « Headway for beginners » que se asomaba.
Me acerqué de vuelta : « Sí, la escuela de Parmentier, de los cursos de inglés que empiezan dentro de media hora…En la calle Trois-Bornes…English teacher… » le dije face to face, pensando que un par de palabras sajonas la harían entender.
Se sobresaltó –se ve que no sabía que yo estaba todavía por los alrededores- y me volvió a decir: « No sé de que me habla. Excusez-moi » antes de alejarse hacia el otro extremo del vagón, llevándose por delante a todo el mundo.
Qué raro ! Me habré equivocado realmente ?
Cuando llegamos a la estación Parmentier, desciendo y veo cómo ella baja por la otra puerta. La sigo, primero a unos 15 metros de distancia, luego a unos 10, y pronto a unos 5. De todas maneras, no me ve : si me escucha no sabe que soy yo. Salimos de la boca del metro, caminamos dos cuadras y llegamos a la escuela. Ella entró primero, unos momentos más tarde, entré yo. Vi cómo agarró el registro y las llaves de su clase, y la seguí hasta su sala.
Desde ese momento, la odié. No me pregunten por qué. Pero cada vez que la veía tenía mis peores pensamientos. Tac-tac-tac, subía, tac-tac-tac, bajaba, tac-tac-tac, ojalá te caigas, ciega de mierda !
Y no me da nada de vergüenza confesar que durante el resto del año la esquivé en la escalera y que una vez que la vi yendo al baño, la dejé que se chocara con una puerta que estaba cerrada.
2 comentarios:
esta historia la sabía y de nuevo me genera tanta intriga como en aquel entonces. ¿nunca supiste cual era el problema q tenía? muy raro...
su unico problema era que era una ciega resentida mala onda...
eso o nunca me entendio cuando le hablaba (ni en frances ni en ingles!)
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