Tanto tiempo colgado, ahí, el pobre de Román, que encima no se lo merece para nada. Pido disculpas a mis pocos pero fieles lectores. Hubo un terrible huracán en mi vida que se llevó a París de mi existencia y milagrosamente me lanzó cual bola de cañón entusiasmada hacia Madrid. Y con la pérdida de la ciudad luz también se fue l’agence y mi triste experiencia como ñoqui profesional.
No vamos a perder tiempo con detalles poco afortunados de la mudanza, ni con la patética despedida que me hicieron mis colegas de la oficina parisina.
Lo importante aquí es que Milky Girl sobrevivió y los espera en su nuevo blog: Maybe, Baby.